El Mazda MX-5 es un coche pensado para sacarte una sonrisa de oreja a oreja con cada curva que hagas gracias a su sonido, a sus 184 CV y a llevar la melena al viento.
El Mazda MX-5 es uno de esos coches que a estas alturas de la vida no necesitan presentación y al igual que la novena sinfonía de Beethoven o la Torre Eiffel de Gustave Eiffel, elementos míticos en sus disciplinas, el deportivo de Mazda cumple un papel muy importante en el mundo de la automoción, el de entretener y divertir al conductor a la vieja usanza.
En esta ocasión me he puesto a los mandos de una edición especial 100 aniversario del Mazda MX-5 denominada Blue & Red Edition con el motor de 2 litros de cilindrada, 184 CV y cambio manual de 6 velocidades para descubrir por qué es un mito, por qué es tan especial y para experimentar en mis propias carnes si un descapotable es perfecto para todas las estaciones, así que, ¡Empezamos con la prueba!
Videoprueba del Mazda MX-5 2022 Roadster Blue & Red Edition
No te voy a engañar, la noche anterior a recoger el Miata estaba bastante nervioso a la par que emocionado por conducir este mito de la automoción. Y esto se debía a que algunos periodistas del motor, amigos míos, ya me habían advertido que los descapotables son para todas las épocas del año y aún más si es un auténtico deportivo.
Aun así, me dejé llevar por la emoción, por las ganas de conducir el deportivo japonés y por descubrir cuál era el secreto para que este coche fuera uno de los deportivos descapotables más apreciado de todos los tiempos, por lo que acabé recogiendo el coche al día siguiente a primera hora y con cero grados de temperatura ambiente en la capital de España, Madrid.
Pequeño, coqueto y con espíritu deportivo
El frio azotaba sin piedad aquella mañana del mes de Febrero cuando me dirigía a reunirme con el Mazda MX-5 y mientras esperaba a que me lo entregaran, pude divisar a lo lejos el que sería mi nuevo compañero de aventuras durante toda la semana.
Allí estaba, la edición especial Blue & Red que combina una preciosa pintura azul marino con una capota burdeos y unas llantas negras de 17 pulgadas firmadas por BBS. Tras afrontar la típica burocracia de las cesiones de coches de prensa, la persona que se encargo de darme las llaves del coche y acompañarme hasta él me gritó a lo lejos “¡Disfrútalo!” A lo que yo le contesté “¡Lo haré, créeme que lo haré!”.
Su interior de cuero beige claro no perdonaba y emitía todo el frio que había absorbido el Mazda MX-5 a lo largo de toda la noche, pero no me importaba. Acciono el contacto y el motor de cuatro cilindros atmosférico me recibe con un rugido inesperado.
La sonrisa ya estaba marcada a fuego en mi rostro mientras jugaba con los mandos de la climatización y de los asientos calefactables para no perderla por culpa del frío que hacía en la capital.
Me acomodo en el asiento y, pese al “miedo” de no caber en el deportivo, que tanto había esperado para probarlo, por culpa de mi altura (1,85 m), sorprendentemente encuentro casi al instante una postura de conducción suficientemente buena para disfrutar al volante del Mazda MX-5.
Había espacio suficiente para las piernas, el asiento recogía muy bien el cuerpo, incluso con el abrigo puesto, había anchura más que suficiente para dos personas, pero le faltaba un poco de espacio para la cabeza, al no ser el asiento regulable en altura, por lo que, me tuve que buscar las mañas para no rozar con la melena en la capota.
Meto primera y abandono las instalaciones de Mazda sin mirar atrás en busca de averiguar qué hace tan especial al Mazda MX-5 Roadster y de disfrutar de este antidepresivo con ruedas.
Esencia pura y dura hasta en el habitáculo
No te voy a engañar, el diseño de esta última generación del Miata me agrada a la par que me entusiasma, consiguiendo que no pudiera dejar de mirarlo cuando lo había aparcado. Pero esto es algo muy subjetivo, así que, no voy a detenerme mucho admirando el diseño KODO del japonés y, voy a ir directamente al habitáculo.
Como te puedes imaginar, el Mazda MX-5 no está pensado para albergar en su interior a personas de talla alta, pero por suerte, el volante volante es regulable en altura y en profundidad y, el asiento es regulable en longitud y en inclinación, por lo que pude encontrar rápidamente una postura de conducción bastante decente pese a ser alto.
Pero para lo que sí está ideado el Mazda MX-5 es para conducir y disfrutar, y eso se percibe mediante aspectos positivos y negativos. El volante es completamente redondo, de tacto agradable, aunque algo más de mullido no le vendría mal y está custodiado por una botonera de fácil accionamiento.
El cuadro de instrumentos por su parte, combina lo digital y lo analógico y lo hace centrando toda nuestra atención en un enorme cuentarrevoluciones situado en el centro. A la derecha se encuentra el velocímetro y a la izquierda una pantalla TFT a color que muestra la información del ordenador de abordo.
“No se necesita mucho más” era la frase que sonaba en mi interior mientras me familiarizaba con el Mazda MX-5. El salpicadero es el mismo que en el Mazda CX-3 y el Mazda2 por lo que encontramos plástico duro en todos los recovecos del deportivo japonés.
De esta manera se ha dejado el cuero para los asientos y la parte central de las puertas. Aunque, eso sí, la parte central del salpicadero es algo más mullida que en el resto del coche. Aún con todo eso, todo tiene un ajuste exquisito y no hay nada qué provoque crujidos.
La pantalla central es de 7 pulgadas pero tiene truco y es que al igual que en el resto de modelos de la marca japonesa, pese a ser táctil, esta función solo está disponible por debajo de los 5 km/h y en parado, por lo que si queremos usarla en marcha, hemos de manipularla mediante el mando satélite situado en la controla central, el cual es bastante fácil de utilizar y desde mi punto de vista, distrae menos que usar la pantalla táctil directamente.
Ahora bien, los gráficos son mejorables así como su respuesta, dejando un conjunto vetusto cuando lo comparamos con algunos de sus rivales. Esto se solventa en cierta manera cuando conectamos nuestro smartphone mediante Apple CarPlay o Android Auto, el primero de forma inalámbrica.
Otro punto en el que flaquea el MX-5 es en los espacios para dejar objetos. No hay guanteras en las puertas ni en el salpicadero. Únicamente tenemos un mini hueco en la consola central y una guantera bastante profunda entre los asientos, pero que implica cierta flexibilidad para poder acceder a él.
El maletero por su parte es el esperado en un bi-plaza que está por debajo de los cuatro metros del largo. El Mazda MX-5 tiene un maletero de 130 litros de capacidad y es suficiente para albergar el equipaje de dos personas para un fin de semana. Aunque la boca de carga es algo pequeña y eso nos va a dificultar meter en el maletero según que bultos.
Diversión hagas lo que hagas y vayas por donde vayas
Basta ya de ser cordial. Permíteme que vuelva a adquirir ese tono más emocional para contarte no solo que se siente a los mandos del Mazda MX-5, si no también para responder a si son los deportivos descapotables una opción perfecta para todas las estaciones.
Mis primeros kilómetros fueron por autopista donde aproveché la ocasión para fijarme en el aislamiento acústico, que es simplemente, correcto y, la verdad es que podía estar mucho mejor.
Se escuchan muchos ruidos aerodinámicos con la capota puesta y esto se puede hacer bastante irritante a la hora de afrontar largos viajes. En la versión de capota de chapa, el ruido aerodinámico es considerablemente menor.
En autovía la suspensión se comporta de una manera muy firme pero sin llegar a resultar en ningún momento incómoda y el consumo es capaz de reducirse por debajo de los 6 l/100 km si no somos agresivos con el pedal del acelerador.
Al poco rato me enfrenté a la ciudad, donde callejear con el Mazda MX-5 es sumamente sencillo debido a sus dimensiones, aunque el embrague y las suspensiones enseguida te hacen sentir que estas conduciendo un coche deportivo.
Lo cierto es que en la ciudad hay que estar preparado para sentirte muy bajo al lado de cualquier SUV compacto que, en condiciones normales, no te parecería tan grande. La visibilidad tampoco es extraordinaria, sobre todo la trasera, pero no resultará un impedimento para desplazarnos por la ciudad como si de un Fiat 500 se tratara.
Ahora bien, donde realmente brilla el Mazda MX-5 es en una carretera muy revirada. ¿Has escuchado eso de que a veces menos es más? Pues aquí se aplica a las mil maravillas. Al día siguiente de recoger el coche decidí, como alma que lleva el diablo, irme al puerto de cotos en la sierra norte de Madrid para ver lo que este idolatrado deportivo era capaz de hacer en su hábitat natural.
Al llegar allí empiezo a recorrer los primeros kilómetros con cautela pero sin miedo a conocer a fondo lo que el Mx-5 Roadster era capaz de hacer. En este caso, me acompañaba el único propulsor que más potente para este modelo, el 2.0 Skyactiv-G de cuatro cilindros atmosférico capaz de entregar 184 CV y 205 Nm de par. Estas cifras son más que suficientes para mover los irrisorios 1.105 kg que declara este japonés sobre la báscula.
La condición de motor atmosférico casa a la perfección con el concepto del Mazda MX-5, permitiéndote jugar mucho con las marchas para buscar toda su potencia en la zona alta del cuentavueltas, con la línea roja prácticamente a 8.000 rpm.
El sonido también acompaña que, sin la necesidad de recurrir a petardeaos, es bonito, agradable y muy deportivo. Para disfrutar este sonido aún más, lo mejor es descapotarlo, haga el tiempo que haga. Si hace frio, tienes los asientos calefactados y si hace calor, el aire hará que te baje la temperatura corporal.
Según fui aumentando el ritmo, iba descubriendo que el Mazda MX-5 es todo un bisturí en lo que a precisión se refiere. Es aquí cuando perdonas cualquiera de los defectos que he mencionado unos cuantos párrafos más arriba.
El tacto de la caja de cambios es increíblemente bueno, con unos recorridos de palanca muy cortos y precisos y unas relaciones de marcha tremendamente largas. La suspensión tiene un tarado muy equilibrado y consigue mantener a la perfección los balanceos de la carrocería.
Por otro lado, la dirección es perfecta, es rápida y directa, pero esperaba un punto más de comunicación para hacer que el conjunto pasara de ser redondo a impresionante.
Aún así, el Mazda MX-5 es conciso, puro y traduce sumamente bien lo que sucede en el asfalto. Corregir los errores que uno pueda cometer a los mandos de este deportivo es muy sencillo gracias a una excelente relación entre peso y potencia, creando así el binomio perfecto en el que radica la esencia del Mazda MX-5.
Guiarlo por donde quieres es tremendamente sencillo y así me lo demuestra en las curvas de esta pista de baile. No importa si son abiertas o cerradas porque podía doblegarlas a mí merced gracias a la precisión de este deportivo y además, al rimo al que ejecutaba el punta-tacón, que no era tan rápido por la pericia del conductor si no porque los pedales estaban bastante juntos.
Las revoluciones del motor suben con mucha alegría, dejando que el sonido de este motor atmosférico inunde la carretera a la par que su juguetona trasera me permitía redondear aún más en las curvas mientras disfrutaba del equipo de sonido Bose integrado en los reposacabezas.
Con este coche se cambia de marcha más de lo necesario, gracias al adictivo tacto de su caja de cambio, para evitar que el régimen de giro no caiga demasiado y seguir llevando el deportivo japonés donde más cómodo se encuentra, siempre a fondo.
La única vez que en toda la semana de pruebas donde noté el sobreviraje fue cuando le busque las cosquillas al Mazda MX-5, pero resulta realmente fácil de subsanar, dejando un equilibrio perfecto entre diversión y seguridad. Una experiencia enriquecedora para cualquier conductor.
¿Es válido un deportivo descapotable para todo el año? ¿Es el momento de comprar un Mazda MX-5?
La respuesta depende mucho del lugar donde vivas y el nivel de disfrute que quieras experimentar. Madrid con un clima seco y sus altas temperaturas durante una gran parte del año quizás no sea la mejor opción, principalmente porque en verano prefieres ir encerrado con la capota pues y el aire acondicionado a toda pastilla y en invierno, los días de mucho frío, prefieres ir encerrado y con la calefacción.
Sin embargo, lo más lógico es descapotarlo en primavera u otoño y es que, por mucho que haya ido descapotado cuando el sentido común me decía lo contrario, tener 30 grados o más en verano o menos de 5 grados en invierno no es una sensación muy agradable que digamos.
Con ello no quiero decir que un descapotable sea una tontería, ni mucho menos y mas si es con un coche como el Mazda MX-5 en un lugar costero y con una temperatura de 25 grados todo el año. Sea como fuere, a lo largo de todo el año encontraremos varios días para poder ir a todas partes con la melena al viento y siempre que se pueda descapotar, descapotamos, ¿no? al fin y al cabo forma parte de la esencia de estos coches.
Ahora, ¿es el MX-5 el descapotable a escoger? Si tenemos en cuenta el rumbo que está tomando la industria automovilística hacia la electrificación, la escasez de mecánicas atmosféricas y el grado de diversión que puedes obtener por no demasiado dinero, la respuesta para mí es sí, siempre y cuando el japonés encaje con tus gustos y necesidades.
Bien es cierto que en cuanto a tecnología y materiales se refiere el Miata flaquea frente a otros modelos, pero por su precio pocos coches nos llevaremos con misma esencia y, sobre todo, misma filosofía.
Concretamente, Mazda nos pide abonar un total de 36.500 euros por el MX-5 Blue&Red Edition. No suena descabellado teniendo en cuenta lo que ofrece el deportivo, aunque siempre podemos reducir la factura a 28.785 euros optando por un MX-5 Origin.
Ficha Técnica
Versión probada
Mazda MX-5 2.0 Skyactiv-G 184 CV Blue&Red Edition
Cilindrada
Bloque motor
Potencia (CV)
Par motor (Nm)
Masa en vacío
Velocidad máxima
0-100 km/h
Transmisión
1.998 cm³
4 cilindros en línea
184 CV
205Nm
1.100 kg
219 km/h
6,5 segundos
Manual de 6 velocidades
Tipo de tracción
Combustible
Capacidad del depósito
Consumo homologado
Capacidad del maletero
Precio sin descuentos
Etiqueta medioambiental
Trasera
Gasolina
45 litros
6,9 kg/100 km
130 litros
36.500 €
C
Puntuación del probador
Destacable
- Diseño interior y exterior
- Comportamiento dinámico
- Cambio manual
- Precio
Mejorable
- Pocos huecos portaobjetos
- Calidad de algunos materiales del interior
- Insonorización